1.
Me festejo y me canto
y lo que asuma tú habrás de asumir,
pues cada átomo mío también es tuyo.
Vago al azar e invito a mi alma;
me inclino y descanso a mi gusto mientras observo un tallo de
hierba veraniega.
Mi lengua, todos los átomos de mi sangre, formados por esta
tierra y este aire,
nacido aquí de padres que aquí nacieron, como sus propios pa-
dres,
yo, que cuento ahora treinta y siete años y que gozo de perfecta
salud, comienzo
y espero no detenerme hasta morir.
Dejo a credos y escuelas en suspenso;
me retiro hacia atrás un momento, consciente de lo que son pero
sin olvidar.
Zarpo para el bien o para el mal; me permito hablar corriendo cual-
quier peligro.
Natura sin freno, con original energía.
Canto de mí mismo. (Whitman)
viernes, 30 de abril de 2010
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