sábado, 31 de julio de 2010

De como llega el Alisio a la casa de Frida Kahlo...

Por fin ha vuelto el Alisio...
Cuando desde la ventana del dormitorio se pueden ver esas hermosas nubes negras que se acercan desde el mar uno sabe que se va el Siroco y vuelve el fresco, menos polvo en suspensión y más humedad... ventanas que se pueden cerrar en la noche y manta que se une a la sábana de verano. Ha llegado el alisio a la casa de Frida Kahlo, porque mi casa, una vez repintada fue bautizada así por un amigo (que desconoce mis intenciones de pintar un hermoso y orondo sol en el hueco de la ventana de la cocina) No sé si ese amigo es "zajorino", brujo o adivinador, pero lo cierto es que predijo que el habitante de este lugar se "rompiera" como en su momento se rompió Frida... no quiero exagerar porque ni punto de comparación que te atraviese el cuerpo una barra de metal a que el cuello se te ponga rígido, pero rígido rígido... y una de las vértebras te pince, pille, oprima, apriete... en fin, te joda el nervio del brazo derecho. Ni punto de comparación un dolor de por vida con este dolor de un mes que espero que no sea para tanto tiempo... Pero qué quieren qué diga: duele... duele lo físico y duele el profundo parón al que te somete ese dolor físico... y da miedo, porque uno es miedoso ya de por sí y porque uno tiene tiempo más que de sobra para encadenar pensamientos irracionales que siempre terminan o en una hemiplegia o en que me cortan el brazo... alguna vez van un punto de surrealismo más allá y concluyen con un "¿quién me va a querer así?" Durante todo este tiempo he hecho enormes esfuerzos para no quejarme... porque dice quien sabe de las cosas de la curación y de la vida que "la queja es la puerta por la que se nos escapa casi toda la energía" pero a veces no he podido evitarlo...

(Una semana después)

¡La madre que parió al Siroco y a todos los aires con arena!..
Cada vez que llega... en los últimos tiempos más seguido por la cosa de que el tiempo está loco, pero loco de verdad... nos viene a recordar que esto es casi África y que, aún en la casa de Frida Khalo (el "frígido con calor" diría un amigo... por no ser basto y no poner "caliente", que se presta a interpretaciones extrañas... o no...) se cuela la tierra por las ventanas que no pueden estar cerradas. En las noches, que refresca, las mantas caen al suelo y se abren las puertas buscando inexistentes corrientes de aire que aunque no son, siempre refrescan. El dolor físico se ha ido poco a poco, dicen los que saben que cuando el dolor se convierte en molestia el proceso comienza a tocar a su fin. He estado casi un mes y medio "enFrilado", he hecho tantos planes, me he ido a tantos lugares... que creo que estoy cansado de tanto viajar. Supongo que un animal atado largo tiempo siente lo mismo que siento yo, una vez que le quitan la cadena no sabe muy bien qué hacer. Un mes y medio da para mucho... un mes y medio de parón da para más... un mes y medio de dolor físico semiconstante da para una eternidad... si se aprovecha. Ahí está la novela, con cuatro o cinco capítulos más, ahí está el periódico leído, la lámpara de barro bruñida, las ilusiones templadas, los planes abiertos, la vida desde otra perspectiva de cuello cambao, el coche que me mira con deseo (sólo el coche... ¡qué pena!), los del mercadillo que me hechan de menos, mi mente que va y viene, las flores del sótano que flipan con que las riegue tanto, los mosquitos que huyen despavoridos ante tan poca actividad.

Les cuento un secreto... No sé qué coño hacer con mi vida... y es tan rico...

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